Equilibrio entre trabajo y vida privada – Consejos desde las trincheras, 2ª parte
Hace poco compartí con vosotros algunas de mis reflexiones sobre cómo desarrollar una carrera profesional sin dejar de ser esposa y madre. Los consejos que he compartido tienen mucho que ver con mi propia experiencia, pero también los he recogido de otras personas que han recorrido el mismo camino. Tanto si está casado como si tiene hijos u otros compromisos, encontrar el equilibrio entre un buen trabajo y una vida personal satisfactoria puede ser a veces todo un reto. He aquí algunas ideas adicionales que te ayudarán a encontrar el equilibrio entre la vida que quieres llevar y el trabajo que quieres producir.
Trabaja duro mientras tus hijos son pequeños. Este es otro consejo al que me aferré. El consejo era trabajar duro mientras tus hijos son pequeños y mientras no se acuerdan. En honor a la verdad, diré que esto no siempre es cierto. Cuando mi hija aún estaba en preescolar, se empeñaba en llamarme la atención cuando me perdía algo especial en su colegio, como la carrera de bicicletas en mitad del día que me tenía que perder. “No te preocupes mamá, la madre de Lilly estaba allí y me animó”. En general, sin embargo, sigue siendo cierto. Era mucho más fácil trabajar esas largas horas cuando mis hijos eran muy pequeños. Ahora hay actividades extraescolares, deberes y muchas oportunidades de voluntariado durante la jornada escolar. Sigo sin llegar a todo, pero ahora me resulta más fácil -después de probarme a mí mismo en esos primeros años- hacer que ese equilibrio funcione.
Encuentra un horario que se adapte a tu familia y a tu trabajo, y cúmplelo. Conozco a algunas madres que llegan muy temprano al trabajo. Intento llevar a mis hijos en autobús y suelo trabajar hasta tarde por la noche. Sea cual sea el área del Derecho que ejerza, las largas jornadas son inevitables y el trabajo tiene que hacerse. Encuentra el horario que mejor le venga a tu familia para hacer esas horas y cúmplelo lo mejor que puedas. Un horario no sólo es mejor para tu familia, sino que ayuda a tu oficina y a tus compañeros de trabajo a saber cuándo y dónde pueden localizarte. No dejes a todo el mundo con la boca abierta: cíñete a tu horario.
Esun maratón, no un sprint. Llevo más de 7 años ejerciendo la abogacía, y sé que entre mis compañeros de la comunidad de abogados aún se me considera un bebé abogado. Si eres como yo, quieres hacer todo lo posible para convertirte en un mejor abogado, pero construir un bufete de renombre lleva tiempo. Te animo a que aceptes esas tareas difíciles, a que establezcas contactos siempre que puedas y a que te unas a esas asociaciones, pero date cuenta de que no puedes hacerlo todo. Y lo más importante, no descuides a tu familia. Ejercerás la abogacía durante mucho, mucho tiempo: lo conseguiremos, te lo prometo.
No olvides cuidarte. Por último, un consejo directamente de mí para ti: no te olvides de ti mismo. Ya sea hacer ejercicio, ir de compras o acurrucarse con un buen libro, haga un esfuerzo por recompensarse. Ser abogado y formar una familia no es un camino fácil, pero sí muy gratificante. Puede ser fácil centrarse en lo que no estás haciendo, pero no seas tan duro contigo mismo. Cada vez somos menos, así que date una palmadita en la espalda y prémiate. Te lo mereces.
Esas son mis palabras de sabiduría para mis compañeras madres, esposas y hermanas trabajadoras. ¿Qué consejos me puede dar que me haya perdido? ¿Qué hace para compaginar su trabajo con sus compromisos personales?
Crédito de la foto: Roger Smith via photopin cc